El verano es época de recreo, de expansión, de exteriorizar. Es época de crecimiento suntuoso.
El Ki del cielo desciende y el Ki de la tierra sube. Todas las cosas fructifican con la relación entre los dos Ki.
Para fluir con la energía del verano deberíamos acostarnos tarde y levantarnos temprano, no quejarnos del calor, estar siempre animados y sobre todo, no enfadarnos. Deberíamos estar vivos como una planta fresca para conservar el Yang circulando armónicamente dentro de nosotros.
De esta manera adaptamos y orientamos el Ki para crecer en esta estación. Ir en contra lesiona el corazón (y no hablamos de una posible lesión física, acordémonos de el enfado, por ejemplo)
También perjudicaría la capacidad del cuerpo para adaptarse al conjunto de los Ki en otoño y llevaría a recaídas y enfermedades en invierno.
El cuerpo necesita enfriarse, así que aprovechemos a tomar sopas frías, ensaladas y sobre todo, la variada selección de frutas que esta estación nos proporciona. Comidas ligeras (parrilladas, barbacoas) y mucha hidratación (zumos naturales, agua mineral con un ligero toque afrutado, etc)
Elemento: Fuego
Estación: Verano
Condición climática: Calor
Color: Rojo
Emoción: Felicidad
Sabor: Amargo
Olor: A quemado
Apertura: Lengua
Controla: Vasos sanguíneos
Salud: Reflejada en la cara
El corazón almacena el espíritu, siendo el órgano relacionado con el proceso mental.
La mayoría de los desórdenes del corazón están relacionados con deficiencias o debilidad. Los sufrimientos pueden ocasionar alteraciones: vahídos, desvanecimientos, palpitaciones, falta de vitalidad en la cara, dificultad respiratoria, etc.
Estos síntomas son comunes a cualquier enfermad cardiaca.
Deficiencia del Ki: puede ocasionar laxitud en general, respiración jadeante y poco profunda y frecuente sudoración.
Deficiencia Yang: puede ocasionar cara hinchada y grisácea o verde azulada, labios fríos.
Deficiencia Yin: puede ocasionar desasosiego, irritabilidad, vahídos, enajenaciones e insomnio.
El modelo de exceso de fuego en el corazón se manifiesta con fiebre alta, a veces delirios, pulso excitado, desasosiego, insomnio y frecuentes pesadillas, cara brillante y roja, lengua con ampollas y a menudo sensación de quemazón al orinar.
El calor puede alterar la función del metabolismo del agua y su administración por el cuerpo desde el intestino delgado. Este separa los elementos nutritivos de los productos de deshechos que son enviados al intestino grueso.
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