El tratamiento sobre las zonas, puntos o áreas del sistema nervioso a nivel reflejo, ayuda a regular los procesos químicos, estimulando o inhibiendo la liberación de neurotransmisores, neuropéptidos y hormonas, que son sustancias que intervienen en la homeostasis.
A través de estas funciones se consigue la normalización de el equilibrio físico, mental y emocional de la persona y su relación con le medio externo. Ayuda a relajar y despejar la mente, interviene en el mantenimiento de todas las funciones orgánicas, viscerales y glandulares, en la coordinación motora, en el desarrollo de los actos intelectuales, tales como: aprendizaje, memoria, inteligencia, activación de los procesos inmunológicos y en definitiva, en la integración de todas las estructuras que conforman nuestra identidad.
Una de las características más importantes del sistema nervioso, es favorecer la supervivencia y perduración de la especie, por lo que interviene fomentando las relaciones humanas y la comunicación con los demás, ya que sólo podríamos subsistir difícilmente. Se producen además efectos importantes en aspectos relacionados con la forma de ver y vivir la vida, reduciendo con el tratamiento el estrés, la ansiedad, el nerviosismo, la hiperactividad etc.
Mantiene el equilibrio de los ciclos del sueño, los ciclos hormonales y reproductivos, la ingesta de alimentos y líquidos etc.
Es el sistema clave para conseguir nuestra integridad física y mental.
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