sábado, 21 de febrero de 2009

Tipos de pies


Los tipos de pie dependerán de la forma de los dedos. Según la estructura y longitud de los mismos, podemos distinguir tres tipos de pies:

Pie griego:
El segundo dedo es más largo de todos.

Pie egipcio:
El dedo gordo es el más saliente.

Pie cuadrado:
Hay escasa diferencia en cuanto al largo de los dedos, aunque el dedo gordo predomina.

Hombres y mujeres tienen una diferencia anatómica en los dedos. Las mujeres tienen los dedos más largos que los hombres debido a que durante el embarazo, la mujer necesita una mayor superficie de apoyo para sostener el peso extra y contribuir al equilibrio.

Los arcos




Los arcos de los pies son líneas de fuerza que ayudan a repartir el peso corporal, comportándose como muelles para amortiguar. Además, facilitan el paso.
Son tres arcos:
- Dos longitudinales (interno y externo)
- Uno transversal llamado arco transverso anterior, situado entre las cabezas del segundo a cuarto metatarsiano.


El peso total del cuerpo se reparte un 50% a cada pierna cuando estamos apoyados en ambas. Pero cuando caminamos, el peso va pasando de una pierna a otra. Por ello le pie tiene un sistema de ejes y poleas que ayudan a repartir el peso, amortiguando el impacto del pie en el suelo.
El peso corporal baja por la tibia y peroné hacia el astrágalo que lo reparte. Dos tercios los manda al calcáneo y otro tercio hacia la parte anterior del pie. Por el arco longitudinal interno va a la cabeza del primer metatarsiano y por el arco longitudinal externo hacia la cabeza del cuarto y quinto. Estos son los tres puntos de apoyo del pie.


Los arcos se pueden alterar por muchas causas (musculares, óseo, ligamentoso etc.)
Entre las alteraciones de los arcos, destacaré:


- Pie plano: Hay un derrumbamiento total o parcial, dependiendo del grado (hay cuatro) de los arcos longitudinales. Se pierden los puntos de apoyo pasando a serlo toda la planta del pie. La musculatura se vuelve más laxa, por lo que el masaje será rápido y estimulador para dar tono a la musculatura.


- Pie cavo: Su huella es escavada (muy pequeña). Hay un exceso de arco longitudinal. Los puntos de apoyo se hacen pequeños y trae como consecuencia una retracción de los dedos, aumentándoles el punto de apoyo con los pulpejos de los mismos. Por el dorso veremos tendones tensos y un abultamiento óseo debido al desplazamiento del escafoides o de las cuñas hacia arriba. Es decir, los músculos tiran levantando el pie, el empeine se abomba y los dedos hacen garra. Como consecuencia los gemelos se retraen, marcándose mucho. Las personas con pie cavo suelen tener alteraciones digestivas.


- Pie equino: Tiene muchos grados, siendo el más avanzado el que no apoya el talón. Se llama así porque recuerda a la pezuña de un caballo. La persona sólo apoya la parte anterior del pie, caminando como de puntillas. Generalmente es causado por una retracción musculotendinosa. Trae retracción de gemelos y de toda la musculatura posterior. El pie no articula atrás. El masaje debe ser lento y suave.


- Pie varo: Llamado también supinado. Tiene un mayor apoyo de la parte externa del pie.


- Pie valgo: Llamado también pronado. Apoyo mayor de la parte interna del pie.


Cuando las cabezas de los metatarsianos se caen, generalmente las del segundo o tercero, se produce el derrumbamiento del arco transverso anterior. Esto trae como consecuencia un exceso de fricción cuando apoyamos el pie en el suelo, dando callosidades, dolor e incluso rozamiento de los nervios. Cuando esto último ocurre, se forma un quiste llamado Neuroma de Morton que es muy doloroso. Su operación entraña altísimo riesgo ya que se puede quedar cojo. La operación consiste en abrir el pie por arriba e ir quitando capas por el difícil acceso.

viernes, 13 de febrero de 2009

Huesos del pie



Antes de hablar de los huesos del pie hay que fijarse en la articulación del tobillo o tibio-peronea-astragalina.

El tobillo está formado por los dos huesos largos de la pierna, la tibia (interna), el peroné (externa) y el astrágalo.
La tibia es el hueso más grueso y robusto de la pierna, mientras que el peroné es más delgado y largo. Esto da lugar a los maleolos. El interno formado por la tibia, llamado maleolo interno o tibial, y el externo formado por el peroné, llamado externo o peroneal, que baja más que el tibial.
El peso baja entre tibia y peroné y va al astrágalo, que es la articulación del tobillo. Actúa como una polea repartiendo las cargas y el peso por el pie.


El estudio del pie comienza describiendo los huesos que forman tres conjuntos diferenciados:

- Tarso
Formado por siete huesos cortos. El astrágalo que articula con los huesos de la pierna (tibia y peroné); el calcáneo, debajo del anterior, que forma el talón, y por delante de ambos hacia los dedos, el cuboides (externo), el escafoides (interno) y las tres cuñas o cuneiformes.

- Metatarso
Formado por cinco huesos largos llamados metatarsianos. Entre muchas de sus características destacaré algunas.
El primero es el más grueso. En su cabeza por la zona plantar tiene dos pequeños huesos llamados sesamoideos, que ayudan al primer metatarsiano a soportar mejor el peso corporal y a distribuir las cargas. Son un punto de apoyo y un amortiguador.
El segundo es el más largo de todos ellos y el más móvil debido a un potente sistema ligamentoso que impide su desplazamiento en los distintos movimientos del pie.
Por último, el quinto, uno de los más móviles. Tiene en su base un saliente óseo llamado tuberosidad ósea del quinto o apófisis estiloides del quinto.

- Dedos
Formados por las falanges. El primer dedo sólo tiene dos, denominadas falange proximal o primera y distal o segunda. El resto de los dedos tiene tres , llamadas falange proximal o primera, media o segunda y distal o tercera, también llamada ungüeal por contener la uña.
Los dedos de los pies no tienen nombre. Se denomina por números, del primero al quinto. El único que tiene nombre es el primero, conocido por dedo gordo y cuyo nombre es ortejo mayor.

Entre los tres conjuntos tenemos dos líneas importantes para delimitar zonas reflejas:

- Línea de Amputación del pie o Línea Lisfranc. Separa el tarso del metatarso.
- Línea Metatarso-Falángica, que separa los metatarsianos de los dedos.



martes, 3 de febrero de 2009

Frecuencia y duración recomendada


El cuerpo necesita un tiempo para liberarse de las sustancias nocivas movilizadas con el masaje, por lo tanto, la frecuencia debe acondicionarse a este factor.
Generalmente se recomienda dejar pasar 24 horas de distancia entre un masaje y otro. Este margen se ampliará si tratamos a personas muy enfermas o casos crónicos.
El organismo tiene que recuperar su normalidad de manera progresiva, sin forzar o saturar el proceso autocurativo que se producirá de manera natural.
Dos o tres masajes semanales pueden considerarse necesarios al iniciar tratamiento. Cuando se empiecen a sentir los efectos de mejoría (la crisis irá cediendo) se podrán distanciar las sesiones.

Una sesión terapéutica durará alrededor de una hora y cuarto u hora y media (ambos pies siempre; no se fíe de masajes dados con rapidez ya que no tratarán todos los sistemas) La sesión se inicia con preparación del pie, seguido el pie izquierdo, luego el derecho y el cierre de masaje.

Las sesiones con niños no deben superar los 50 minutos.
Los ancianos también requieren sesiones más cortas.